Es lo que dicen de él: el viejo oficio de ver sin ser visto, que ha evolucionado, ha cambiado y se ha adaptado a los tiempos. Un oficio, al que hoy podemos denominar profesión, que por el camino ha perdido mucho de ese halo de cine y misterio que siempre lo ha envuelto y que se ha convertido en un servicio más, un servicio muy demandado y necesario en muchos ámbitos de la vida, tanto profesional como familiar.
Los detectives de hoy en día no son ya tipos intrépidos escondidos tras un sombrero y una gabardina, sino profesionales formados e instruidos en las diferentes materias que les son de utilidad para eso, para ver y no ser visto, para captar los detalles que son solicitados por sus clientes y para desarrollar una estrategia tendente a conseguir un objetivo, siempre relacionado con la verdad de los hechos que están menos accesibles a simple vista.
Eso sí, el oficio o profesión ha ganado en profesionalidad, seriedad, preparación y formación, conservando los atributos que siempre le han sido intrínsecos, como la minuciosidad, la paciencia, el estudio y la capacidad de captar el detalle.
Muchos son los ámbitos en los que, hoy por hoy, se hace necesario el concurso de un detective profesional de manera cotidiana. En lo profesional, los servicios de investigación acerca de finanzas, morosidad o alzamientos son muy demandados, como los de investigación empresarial y de solvencia, el espionaje industrial
En lo personal, también son muy demandadas las cuestiones relacionadas con las búsquedas de personas, la fidelidad dentro de la pareja, el comportamiento de hijos o padres, las paternidades, las duplicidades de domicilios, los asuntos relacionados con seguros y bajas y también la localización de objetos y mercancías de todo tipo, con especial hincapié en vehículos.
La profesión también ha evolucionado en gran medida hacia la preparación y presentación de informes de todo tipo, desde los comerciales y de sociedades empresariales hasta los de personas físicas, pasando por informes personales en cuanto a búsqueda de personas, separaciones y divorcios, infidelidades, insolvencias fingidas y un largo, además de lo ya antes reseñado y relacionado con seguros, investigación de siniestros provocados, valoraciones ficticias y otros.
Hoy día, una agencia de detectives es una empresa profesional, que ofrece garantía de la profesionalidad, discreción y formación de sus agentes y que busca siempre la máxima satisfacción del cliente, como en cualquier otro tipo de servicio.
